miércoles, 24 de diciembre de 2008

Los 10 hallazgos científicos más importantes del 2008

Como sabemos al llegar al fin de un año siempre se hacen listas de todo tipo, esta vez veremos un fragmento de la publicación de la popular revista cientifica Science, en la que según su criterio son los 10 descubrimientos científicos del año:

1. La reprogramación consigue obtener células “a medida” de los pacientes mediante la conversión de células dañadas en células sanas de cualquier tipo. Tal vez algún día, pronto, se podrán curar enfermedades el Parkinson y la Diabetes.

2. Los astrónomos han podido observar directamente planetas que orbitan otras estrellas.

3. Gracias a la secuenciación de genes de varias células tumorales, ha crecido el catálogo de oncogenes, entre los que se incluye el cáncer pancreático y el glioblastoma.

4. A temperaturas inexplicablemente altas los superconductores permiten el flujo de electricidad sin resistencia. Los científicos han descubierto toda una nueva familia de compuestos de hierro, en lugar de los de cobre y oxígeno, que también tienen esta misteriosa propiedad.

5. Se ha podido observar como las proteínas se unen a sus blancos, cambian el estado metabólico de una célula y modifican las propiedades de un determinado tejido.

6. Se ha descubierto una herramienta prometedora para almacenar el exceso de electricidad generado a partir de fuentes renovables, como la solar y la eólica. Un catalizador de cobalto y fósforo que puede usar electricidad para separar el hidrógeno del agua.

7. Científicos han observado la danza de células que se registra en un embrión en desarrollo. Registraron y analizaron películas que siguen las huellas de las alrededor de 16.000 células que conforman el embrión del pez cebra al final de su primer día de desarrollo.

8. Se ha descubierto que es posible transformar grasa marrón “buena” (que quema grasa blanca “mala” para generar calor) en músculo y viceversa.

9. Los físicos tienen los cálculos que demuestran que el modelo estándar de la materia, que describe la mayoría de las partículas del universo visible y sus interacciones, predice con precisión cuánta masa tienen los protones y los neutrones.

10. Nuevas tecnologías de secuenciación mucho más rápidas y menos costosas han permitido desde la secuenciación de un mamut lanudo hasta la de pacientes con cáncer.

Anteojos de cristal líquido para corregir la visión de millones de personas.

Zulú llevando anteojos adapaptables de Josh Silver.

La idea de las lentes adaptables, desarrollada por el profesor Josh Silver, ahora retirado, de la Universidad de Oxford, consiste en desarrollar unas gafas que cada persona pueda ajustar a sus necesidades de corrección por si mismo, sin necesidad de que intervenga un óptico en el proceso.

Se calcula que mas o menos la mitad de la población mundial necesita algún tipo de corrección ocular y millones de personas no tienen acceso ni posibilidad de acudir al oculista y menos aun de comprarse unos anteojos.
Los anteojos de Silver se basan en que cuanto mas gruesa es la lente mayor es su capacidad correctora. Entre las dos lentes rígidas de plástico hay una membrana flexible que puede rellenarse más o menos cantidad de fluido transparente. El usuario de los anteojos puede graduar la cantidad de fluido que entra en la lente. Cuando encuentra el ajuste adecuado cierra el paso del fluido apretando un tornillo.
Un proceso sencillo que según los investigadores cualquiera es capaz de hacer con unas mínimas indicaciones.
Actualmente unas 30.000 personas ya están utilizando las gafas de Silver en una quincena de países. Pocas aun, según el físico, que para el 2009 pretende repartir un millón de sus gafas en India.
El objetivo es mejorar el diseño actual, reducir el precio de estos anteojos hasta un dólar la unidad y para el 2020 haber entregado mil millones anteojos entre los más pobres.

martes, 16 de diciembre de 2008

El que ronca quema más calorías

La gente con problemas respiratorios relacionados al sueño parece quemar más calorías cuando duerme, afirma una nueva investigación.

Según el estudio publicado en Archives of Otolaryngology (Archivos de Otolaringología) de la Asociación Médica e Estados Unidos, entre más grave el trastorno más calorías quemadas.

Estos trastornos respiratorios incluyen ronquido, pausas respiratorias (llamada apnea) y otras condiciones en las que las vías respiratorias quedan parcial o completamente obstruidas durante el sueño.

Tal como señalan los investigadores de la Universidad de California, San Francisco, las personas que sufren apnea severa queman 373 calorías adicionales cada día, comparados con los que padecen apnea leve.

Al parecer, dicen los investigadores, esto se debe a cambios en el sistema nervioso.

Y las consecuencias se sienten durante el día, cuando las personas que sufren apnea de sueño sufren ansias de comer o demasiada pereza para hacer ejercicio.

Apnea y obesidad
Los investigadores estadounidenses midieron el número de calorías que 212 pacientes quemaban mientras dormían con un aparato llamado calorímetro, que registra el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono de la persona.

En promedio, dicen los autores, los voluntarios gastaron 1.763 calorías al día. Pero los que mostraron los síntomas más severos de apnea gastaron 1.999 calorías.

Y aquéllos con síntomas más leves quemaron en promedio 1.626 calorías.

Las calorías adicionales que queman las personas con apnea severa, dicen los autores, equivale al número de calorías que se queman durante una rutina vigorosa de ejercicio durante 30 minutos en el gimnasio.

Según los científicos, la causa podría ser que el sistema nervioso utiliza energía para responder a la pobre calidad de los patrones de sueño de los que roncan de forma pesada.

Sin embargo, tal como señalan los autores, esto no explica por qué ser obeso y tener apnea parecen coexistir a menudo.

Lo que se sabe, agregan, es que el trastorno de sueño a menudo resulta en fatiga y otras decrementos en las funciones diarias que pueden limitar la actividad física.

Los científicos subrayan que ahora tendrán que llevar a cabo más investigaciones para comprobar el efecto de los trastornos de respiración asociados al sueño en el peso corporal.

Vía: BBCworld.

¿Cuándo se acabará el petróleo?


Hacia el 2020, según declaraciones de Fatih Birol, director económico de la International Energy Agency (IEA).

When will the oil run out?
– Para los países fuera de la OPEP calculamos que en tres o cuatro años alcanzarán el pico de producción y a partir de ahí ésta comenzará a disminuir. En un escenario global la producción de crudo continuará más allá, pero calculamos que se alcanzará el pico de producción hacia 2020, lo que no son buenas noticias desde el punto de vista del suministro de petróleo. Ya hemos dicho en el pasado que algún día nos quedaríamos sin petróleo. Nunca hemos dicho que fuéramos a disponer de él durante cientos de años... Lo que sí decimos es que este año, en comparación con años pasados, hemos visto un ritmo de disminución significativamente más alto de lo visto hasta ahora. Nuestro argumento de que estamos basándonos en un modelo energético insostenible no ha cambiado.
La justificación final viene a colación porque hace apenas tres años la IEA negaba la existencia de una amenaza para la economía del petróleo. Después, hace un año, calculó que el máximo en la producción se alcanzaría en 2030 a nivel global.

En realidad es imposible conocer cuáles son las reservar reales de crudo en el mundo. Se hacen cálculos en base a lo que se conoce, y en ese sentido ya está sucediendo que cada vez es más difícil incrementar la producción. Incluso en muchos yacimientos la producción se está reduciendo por cuestiones puramente naturales o geológicas, pero también económicas y políticas que dificultan el acceso a las reservas de los principales productores.

Según afirmó Birol en una entrevista publicada a finales de marzo –cuando el petróleo costaba el triple de lo que cuesta ahora–, las petroleras están disminuyendo sus reservas y no están encontrando nuevas.


sábado, 13 de diciembre de 2008

¿Usamos solo el 10% de nuestro cerebro? ... menuda tontería.

Estoy seguro que más de uno habrá escuchado la frase: 'solo usamos el 10% de nuestro cerebro' en algún momento de su vida, talvés crees que esto cierto, ya sea porque te cruzaste con cierto personaje por ahí y pensaste: caramba pero este tipo(a) no usa ni el 1% de su cerebro ... o quién sabe que otra cosa, pero esta frase no es más que una de las grandes falacias actuales que lleva aguantando ya casi un siglo.

Es totalmente falso que sólo utilizamos un 10% de nuestro cerebro. Útilizamos el 100%, eso sí, no de forma simultánea. (De hecho, sólo en grandes ataques epilépticos es cuando se puede llegar a utilizar el 100% del cerebro al unísono). Al igual que pasa con nuestros músculos, utilizamos las regiones del cerebro según la actividad que estemos realizando. A mayor complejidad, mayor uso del cerebro. Los incontables TACs y resonancias magnéticas que se han hecho para estudiar la actividad eléctrica a lo largo de décadas así lo demuestran.
Quizás una de las razones por las que surgió el mito fue que algunas personas tergiversaron la afirmación de que utilizamos el 10% de nuestro cerebro de forma consciente, mientras que el 90% restante es inconsciente (se encarga de tareas como controlar las pulsaciones del corazón, el peristaltismo intestinal, la dilatación o contracción de las pupilas, etc). Al final se trastocó todo eso y quedó como el mito de ahora.

Si la afirmación del 10% fuera cierta, ante la más mínima lesión cerebral se produciría la muerte, y eso no es así. Cuando hay una lesión, y si ésta es pequeña, las zonas colindantes de la región alterada intentan compensar la pérdida de función mediante un procedimiento lento de plasticidad neuronal. Además si sólo utilizáramos el 10% seríamos vegetales o estaríamos muertos. Nadie puede vivir con ese porcentaje de actividad cerebral.

El origen de ese mito es muy difuso. Se estima que surgió a partir de principios del siglo XX. Pero a pesar de todas las investigaciones, no se sabe con certeza cual fue el hecho desencadenante. Entre las diversas hipótesis que se manejan se cree que surgió por hallazgos científicos mal entendidos o mal interpretados por gente que no entendía ese campo y posteriormente lo fue difundiendo. Las personas más famosas que ayudaron a que este mito se propagara fueron:

-Albert Einstein. ¡Sí, el mismo! Incluso un intelectual como él tenía sus errores y la neurología no era su campo.Allá por los años treinta, los neurólogos descubrieron que las especies con sistema nervioso más complejo (entre las que destaca el hombre) dedican una menor proporción de la masa cerebral a las funciones sensorio-motoras. Se aplicó el nombre de córtex silencioso a las áreas cerebrales dedicadas a otras actividades, entre las que destacan el lenguaje y el pensamiento abstracto. El título de silencioso hizo pensar equivocadamente a algunos no expertos (como Einstein) que esa parte del cerebro estaba desocupada.

-Dale Carnegie. Con su popular libro "How to Win Friends and Influence People" (Cómo ganar amigos e influir en la gente) afirmaba que la mayoría de las personas sólo utilizan el 15% de sus cerebros. Un libro de Auto-Ayuda que terminó ya por asentar el mito.

-El mito del 10% es una de las argumentaciones de la Secta de la Cienciología para reclutarlas.

-Otro de los argumentos utilizados hasta la saciedad por los defensores de lo paranormal, que defienden la telepatía, poderes extrasensoriales y demás fantasías neurológicas sin ningún sentido. Afirman que si hay un gran porcentaje del cerebro que no utilizamos, la mayor actividad de éste en condiciones especiales podría causar todas esas manifestaciones paranormales (ains, cuánta ignorancia).

Este es un ejemplo de lo que algunos llaman "Psico-Hecho".
Una creencia que, aunque no es soportada por evidencia real, es tomada como real porque su constante repeticion cambia la forma en que experimentamos la vida. La gente que no tiene más conocimientos, no sabrá mas que repetirlo una y otra vez.

Puedes leer algo más sobre estos mitos (inglés): BMJ.


Los mayores errores de la medicina del siglo XX (parte II)

En esta segunda parte trataremos dos grandes errores que la medicina cometió (y que aun sigue cometiendo en algunos lugares): los manicomios sin posibilidad de reintegración y la catástrofe de la talidomida.

Las recomendaciones tabacaleras de los médicos y la técnica del picahielos no son, ni mucho menos, los únicos grandes errores que la medicina cometió durante el siglo XX. La prescripción de talidomida a embarazadas y los manicomios con un sistema más penitenciario que reintegrador fueron medidas lejos de ser consideradas terapéuticas. Desafortunadamente, todavía podemos ver algunos de estos errores presentes de forma puntual en el mundo.

Manicomios penitenciarios: La reintegración no es una opción (Siglo XIII - Finales del siglo XX)
La historia de la psiquiatría alberga más oscuros que claros en su forma de tratar los trastornos mentales. Además de la inexistencia de tratamientos efectivos hasta mediados del siglo XX, la psiquiatría se caracterizó generalmente por marginar y maltratar a sus pacientes. Los argumentos de autoridad, la religión y los prejuicios de las sociedades de la época influían fuertemente en las bases de esta especialidad médica y la ciencia era aún algo que se tenía en cuenta de forma marginal. Uno de los reflejos más fieles de todo lo anterior fueron los manicomios.

El origen de los manicomios es ciertamente difuso. Inicialmente consistían en templos en la antigua Grecia que reunían y acogían a enfermos mentales pero quizás esto fuera lo poco que tenían en común con los verdaderos manicomios que aparecerían en torno a la Edad Media. El primer manicomio del mundo, según algunos autores, se creó en Inglaterra en 1247 y se trataba del Bethlem Royal Hospital. Y digo "según algunos autores" porque para muchos, más que un manicomio se trató de un zoológico de humanos. Los enfermos mentales quedaban recluidos en habitaciones similares a cárceles y muchos de ellos quedaban encadenados. No había prácticamente ninguna intención de tratar a los enfermos, sino de esconderlos de la sociedad, como vendría siendo casi la norma durante siglos posteriores. No sólo los pacientes del hospital de Bethlem recibían un trato carcelario e inhumano por parte de sus "cuidadores", con el tiempo el lugar se convirtió en un espectáculo de feria donde los adinerados iban al manicomio a contemplar a los enfermos paseándose por las dependencias como quién va hoy a ver el zoo.

El segundo manicomio (o primero, si consideramos al anterior como un zoológico) lo creó un monje en Valencia con el nombre de "Hospital de los locos e inocentes". El trato con los enfermos era, a diferencia del manicomio anterior, más humano y con cierta intención reintegradora. Los internados gozaban de cierta libertad (se trataba de eliminar el empleo de cadenas) y se intentaba darles trabajo y actividades para ayudarles a desenvolverse en el mundo.

Los manicomios, que fueron proliferando a lo largo de Europa entre los siglos XVII y XVIII conforme las ciudades iban creciendo y las sociedades iban desentendiéndose y estigmatizando a los enfermos mentales, trataban a la locura como algo peligroso o inexplicable. Se les consideraba desde criminales y endemoniados hasta víctimas de un castigo divino. Aquellos con un trastorno mental más grave y un estatus social más bajo eran los principales candidatos a estar encerrados en estas instituciones médico-penitenciarias. No sólo los enfermos no mejoraban en su estancia en los hospitales sino que su marginación y la restricción de libertades empeoraban, con mucho, su condición mental. Fue lo que se llamó neurosis institucional. Desencadena por el aislamiento, la falta de libertad, el trato vejatorio y por unos tratamientos más parecidos a una sala de torturas que a un hospital: Sangrías, purgantes, lobotomías, terapia de shock insulínico, eméticos...

Por suerte, el despropósito de los manicomios fue desapareciendo a partir de mediados del siglo XX. La psiquiatría se replanteó seriamente este sistema de "tratamiento" a los enfermos mentales y se hizo una drástica reforma de estas instituciones. Ya no se trataba de marginar y encerrar a los pacientes, sino tratarlos con el arsenal terapéutico existente siguiendo unos protocolos científicos y reintegrar al máximo al paciente con la sociedad. Tampoco se encerraban ya a los enfermos de por vida, sino que permanecían el mínimo tiempo posible en el hospital para tratar las fases agudas de la enfermedad mental para posteriormente educar y preparar a la persona y reinsertarla en la sociedad rápidamente. Con las décadas se fue viendo que conforme más tiempo pasaban los enfermos recluidos en los hospitales, más difícil era después que pudieran hacer una vida normal en la sociedad. Hasta el punto de que algunos, tras mucho tiempo recluidos, tenían miedo de enfrentarse al mundo exterior.

Y así, con el paso de los siglos y hasta llegar a casi finales del siglo XX, las personas con trastornos mentales pasaron de ser marginadas y consideradas como criminales o endemoniados a ser tratadas como personas con una enfermedad a las que había que ayudar a reintegrarse.

La catástrofe de la talidomida (1953-1963)

La prescripción de talidomida a embarazadas durante los años 50 y 60 cambió las bases en el control de medicamentos.

Corría el año 1953. Una compañía farmacéutica suiza, Ciba, acababa de sintetizar una nueva sustancia cuyas consecuencias jamás imaginaron: la talidomida. Después de un periodo de pruebas extenso, no completaron su desarrollo al no encontrarle efectos farmacológicos apreciables. Sin embargo, otra compañía alemana, Chemie Gruenenthal, asumió la responsabilidad de continuar el desarrollo de esta sustancia en 1954.

Según la propia compañía alemana, realizaron experimentos con la talidomida en monos, un paso indispensable para la evaluación del fármaco antes de ser aplicado en el ser humano. No se encontraron efectos secundarios. Tampoco en conejas, ratas y perras preñadas a las que se les suministró el medicamento durante varias semanas. Mucho más tarde se descubriría que los animales recibieron la talidomida en un periodo de tiempo equivocado y/o en dosis tan grandes que los fetos habían muerto. En resumidas cuentas, las pruebas se hicieron de forma incorrecta y los resultados se falsearon.

Basándose en estas supuestas «pruebas», las autoridades alemanas aprobaron la talidomida para humanos. No tenían ninguna razón para rechazarla, pues según los informes todo era normal. Se unía además el hecho de que no fue hasta 1961 cuando se introdujeron en Alemania unas leyes específicas sobre el control de fármacos. De esta forma, el paso a la comercialización de la talidomida fue algo bastante sencillo.

Después de muchas indicaciones experimentales, la talidomida terminó convirtiéndose en un medicamento de elección para prevenir la naúseas, vomitos y ansiedad en embarazadas. Su distribución fue muy amplia, abarcando su comercialización a varios países de Europa, África, América y también en Australia.

Las consecuencias no tardaron en llegar. Miles de niños (se estima que unos 15.000) padecieron los efectos de este medicamento: Nacían con una falta de desarrollo total o parcial de piernas y brazos (focomielia). Los obstetras detectaron que algo iba mal cuando esta rara malformación genética de causa espontánea había aumentado espectacularmente su frecuencia. Tras varias investigaciones y encuestas a mujeres cuyos hijos tenían focomielia descubrieron quel el culpable había sido la sustancia que ellos mismos les habían recetado, la talidomida.

La avaricia de la farmacéutica distribuidora de la talidomida y la ignorancia de los obstetras
que la recetaban sin conocer las consecuencias, llevó al mayor desastre humano causado por un medicamento. Aunque muchas víctimas fueron compensadas económicamente y Chemie Gruenenthal fue llevada a juicio, aún muchas personas no han podido conseguir justicia debido a la rocambolesca burocracia necesaria para demostrar que fueron consumidores de dicho medicamento.
Vía: Soitu.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los mayores errores de la medicina del siglo XX (parte I)

Es indudable que la medicina científica progresa y evoluciona cada vez más rápido y los resultados pueden apreciarse en la población: El pronóstico de las enfermedades cardiovasculares, cáncer o SIDA nunca había sido tan favorable. Gente que hace unas décadas estaría condenada a una muerte segura, puede ahora superar su enfermedad. Las infecciones han pasado a un tercer plano gracias a su control en los países desarrollados. La esperanza de vida en algunas regiones nunca había sido tan alta en toda la historia de la humanidad. En los albores de nuestra especie, pocos eran los elegidos que podían llegar más allá de los 30 ó 40 años. En la actualidad, en países como España o Japón la esperanza supera los 80 años.

Pero no es oro todo lo que reluce. La medicina, como la ciencia, no es infalible. Aunque la medicina vaya desarrollándose en conocimientos y tratamientos, no está exenta de errores. Errores de los que se termina aprendiendo pero que llevan a la muerte o al perjuicio de los pacientes cuando éstos aún no se han corregido. Y nunca podemos estar 100% seguros de que no se vayan a cometer. Ante esa incertidumbre que se asienta en los límites de la ciencia o la experiencia no hay más respuesta que la modestia y la humildad. Y, para ello, nada mejor que conocer los grandes errores del siglo pasado junto a una pregunta tan molesta como necesaria: ¿Podríamos caer nosotros también en errores de tal magnitud?

Las recomendaciones tabacaleras de los médicos (1920-1950)

La archiconocida frase "Las autoridades sanitarias advierten..." no siempre estuvo puesta en las cajetillas del tabaco. Hubo una época, casi un siglo atrás, donde los médicos no sólo no criticaban ni prohibían el tabaco a sus pacientes sino que lo recomendaban para algunas dolencias e incluso se utilizaba la figura del médico para hacer publicidad. Era la época en la que los médicos fumaban Camel o cualquier otra marca, la que mejor pagara por la publicidad. Eslóganes hoy inimaginables para el tabaco se presentaban en revistas y televisión: «Cuida tu salud, fuma Chesterfield», ‘L&M, justo lo que el médico te mandó». La prostitución tabacalera de los médicos expandió el consumo de esta droga cancerígena.

No fue hasta más adelante de los años 50 cuando cada vez más estudios demostraron de forma rotunda la relación entre el tabaco y el cáncer (amén de otras muchas enfermedades) y entonces los anuncios favorables se fueron retirando progresivamente para sustituirlos por otros más realistas: "El tabaco mata". Pero para entonces el daño ya se había hecho y miles de personas ya eran adictos a una sustancia que creían beneficiosa, en parte, por la publicidad que habían hecho de él los médicos.

La técnica del picahielo (1945-1980)

Freeman fue el inventor de esta "gloriosa" técnica de psicocirugía con la que se trataba de realizar la destrucción de la corteza prefrontal, lo que recibe el nombre de lobotomía. Según el médico, era útil para tratar una amplia variedad de trastornos mentales o aquello que se saliera de lo normal en la época: La depresión, la neurosis, la esquizofrenia, la homosexualidad (por aquel entonces era considerada una enfermedad), la ansiedad...

El nombre de la técnica del picahielo no era precisamente por azar; literalmente, la lobotomía se realizaba con un picahielo. El doctor Freeman, con un picahielo en una mano y un mazo en otra, clavaba el primero a través de la zona interna y superior del párpado (vía transorbitaria) hasta llegar al lóbulo prefrontal. Una vez que el picahielo estaba dentro de la corteza prefrontal, empezaba a girarlo a un lado y otro para destruirlo, todo esto sólo bajo anestesia local y en cualquier consulta. Tan sólo eran necesarios unos pocos minutos para realizar esta lobotomía y los pacientes podían volver a casa al momento.

¿Cuáles fueron los verdaderos resultados? Las personas adquirían un comportamiento similar a la que vemos en los zombis de las películas. Parcial o totalmente indiferentes al mundo que les rodeaba, con una pasividad extrema. Pero eso para Freeman era lo de menos, ya no había neurosis, ni ansiedad ni estados de agitación. ¿Cómo iba a haberla si había convertido a muchos de sus pacientes en unos «vegetales» mentales?

El júbilo del doctor y la publicidad de esta técnica hicieron que se realizara a miles de personas por todo Estados Unidos. Incluso llegó a viajar por Estados Unidos en un vehículo al que llamó cariñosamente «Lobotomóvil». Freeman, tenía carisma y lo sabía, su método fue anunciado a través de la televisión, por el boca a boca, en periódicos… Se llegaron a realizar más de 5.000 lobotomías sólo en EE. UU. La gente acudía haciendo cola para que se la realizasen. Imagínense la escena de un doctor clavando picahielo en serie, una persona tras otra. Sólo se me ocurre una palabra para ello: Dantesco.

Gracias al desarrollo de la Clorpromazina, que permitió tratar con fármacos a esquizofrénicos y otros trastornos psiquiátricos, esta locura terminó. Más tarde, se demostró que la lobotomía sólo tenía una efectividad del 10% y unas secuelas irreversibles en la mayoría de las personas. Lo que no sirvió para enmendar el Nobel de Medicina de 1949. Posiblemente el Nobel más vergonzoso de la historia de la medicina, dirigido a Egas Moniz, por ser el pionero de una técnica que logró más trastornos que curaciones, la lobotomía prefrontal.
Vía: Soitu.